jueves, 6 de agosto de 2015

Diciembre 2014. Primera ecografía.

Llegó el día de la primera ecografía en la clínica de reproducción asistida. Fue a las 6 semanas + 3 días. Decidimos que fuera más tarde de las 5 semanas porque queríamos escuchar el corazón de nuestro guerrero, ese que había estado luchando desde el minuto uno para quedarse en este mundo. 

Llegamos a la consulta, nerviosos, no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. Sabíamos que podía no continuar el embarazo o no escuchar el corazón, que no estuviera bien implantado, y muchos más motivos por los que nuestra ilusión podría desvanecerse de un plumazo. Aún así, hasta que se demostrase lo contrario, estábamos embarazados. 

La semana anterior ya había acudido a la matrona de la Seguridad Social, pero como aún no habíamos visto a nuestro guerrero, no nos lo creíamos mucho. Aunque estábamos muy ilusionados aún nos perseguían las palabras de la doctora de la clínica anterior, esas que nos hicieron tanto daño en su momento, asegurando que no conseguiríamos embarazo con nuestros genes, y si llegara por casualidad, no alcanzaría los tres primeros meses o si lo hiciera, sería con anomalías cromosómicas. 

Así que, entramos en la consulta de nuestra doctora, esa en la que tanto habíamos confiado desde el primer día. Nos da la enhorabuena y pasamos a hacer la eco. Papiguerrero, a mi lado, como un flan, esperando escuchar el corazón. Yo había visto muchas ecos en internet, en otros blogs, pero nunca imaginé que una de esas ecos iba a ser la de nuestro guerrero. 

Comienza a hablar la doctora, "ahí está, está muy bien. Bien implantado, en el lugar correcto, y ese es su corazón". Respiramos tranquilos, pero la doctora insiste, "Voy a ver si podemos escucharlo, que eso a los papis os da más tranquilidad todavía". Tardó en encontrar el punto justo para que pudiera escucharse y de repente un caballo al galope se oye a lo lejos. Es el corazón de nuestro guerrero. Ahora sí nos vamos tranquilo. Que sensación más extraña, no me lo creo!!

Ya teníamos elegido el nombre, no sabíamos si era niño o niña, pero durante todo este tiempo habíamos estado pensando y después de conocer el significado, no podíamos cambiar. Si era niño, su nombre significaría "El deseado" y si era niña "Regalo de Dios". Casualmente era el significado de los nombres que más nos gustaban, parecía que los habíamos elegido por su significado, pero no fue así. 

Le consultamos a la doctora sobre el análisis de sangre para comprobar las anomalías cromosómicas y nos tranquilizó diciendo que de momento todo estaba bien, que nos olvidáramos de aquello. Nos recomendó hacernos la eco de las 12 semanas con uno de los doctores de la clínica, que es una eminencia y se ha formado para detectar cualquier tipo de anomalía. Y si después de visitar a este doctor, queríamos hacernos el análisis, adelante, era nuestra decisión. Así que como estaba todo bien, nos dio cita para la semana 8, día en el que nos darían el alta en la clínica si todo seguía como hasta el momento. 

Salimos de la clínica, ilusionados, emocionados, por primera vez habíamos escuchado el corazón de nuestro guerrero luchador, ese caballo al galope, que bien sonaba! Y en el coche, alguna que otra lagrimilla se nos escapó de la emoción, lo estábamos consiguiendo! Uno de nuestros embriones había sobrevivido durante más de 6 semanas!!

Ahora solo nos quedaba esperar a la semana 8 para seguir viendo la evolución de nuestro pequeño guerrero, pero ésto lo contaré en la siguiente entrada. 

 Mientras tanto, gracias por seguir leyéndome. 

lunes, 3 de agosto de 2015

Diciembre 2014. BETA POSITIVA!!!

Tras la transferencia, tocaba esperar los 9 días de rigor para poder realizar la beta y salir de dudas. Intentamos estar lo más tranquilos posibles durante esos días. Ya había aprendido de las otras veces que no había que buscar síntomas, porque aparecían todos y ninguno a la vez. 

La betaespera se hizo larga, pero llegó el 30 de noviembre. Era domingo, y como las veces anteriores, decidimos hacer en casa el test de embarazo para poder ir al día siguiente conociendo el resultado, sobre todo si era negativo. Prefería pasar el duelo del primer día en casa junto a papiguerrero que en silencio en el trabajo, después de recibir una llamada telefónica a escondidas. 

Así que nos levantamos y antes de desayunar me hice el test. Estábamos acostumbrados a ver el blanco nuclear en lugar de esa segunda línea rosa que nos habían contado que existía y que nosotros, por más que la imaginábamos no veíamos en ningún test. 

Pasan los segundos, que a nosotros nos parecieron horas, y vemos que se marca la línea de control, de un rosa fuxia tal y como indicaban las instrucciones, de la otra línea, ni rastro. Nos venimos abajo, otro negativo. No puede ser! Ésta era nuestra última oportunidad!

Ya empezamos a pensar que podemos intentarlo con los otros dos embriones que han quedado vitrificados, y mientras nuestras mentes dan vueltas a qué puede estar pasando, empieza a tornarse de un rosa muy clarito esa segunda rayita, la que tanto deseábamos ver. 

Yo me ilusiono, ésto no lo habíamos visto antes, pero papiguerrero, incrédulo, piensa que eso es un negativo. No tiene el mismo color que la de control! me dice, nervioso, esto no puede ser un positivo, mira la instrucciones!

Intento convencerle que un rosa clarito es tan positivo como un rosa fuxia, que si no, no saldría nada, pero no consigo que me crea, y prefiere esperar al resultado de la beta del día siguiente. 

Decidimos no decir nada a las familias, que estaban esperando tan nerviosos como nosotros que llegara este día. 

Yo pasé el día en una nube, aunque influenciada un poco por papiguerrero prefiero no hacerme muchas ilusiones, pero de vez en cuando voy al cajón a comprobar que sigue impregnada esa segunda rayita en el test de embarazo, que por supuesto, he guardado de recuerdo, por si me dice la beta que sí es positiva. 

Recuerdo que papiguerrero me dijo que lo tirara, que era negativo, y le dije que si me confirmaban la beta negativa, lo tiraba, pero mientras tanto, aquí se quedaba. 

Así nos pasamos todo el día, que si es negativo, que si es positivo, que si la beta puede ser baja y por eso sale tan clarito, le dimos mil vueltas a la cabeza. 

Llegó el lunes y acudí a mi cita en la clínica para realizarme el análisis. Me llamarían en unas cuatro horas. Recuerdo que había atasco para ir hasta allí, pero no me importó, algo me decía que era positivo, nuestro primer positivo, ésto iba a salir bien. 

Por fín consigo llegar, me hacen la analítica y otra vez de vuelta al trabajo. Os podéis imaginar que durante esas cuatro horas apenas hice nada, no conseguía concentrarme. Por fín, a la una de la tarde suena el teléfono. Son ellos. Justo en el único momento que voy al baño, eso sí, con el móvil en el bolsillo, no me despego de él. Lo cojo, pero en los servicios de la oficina hay muy mala cobertura y se corta. 

No puede ser! Espero que me vuelvan a llamar, pasan los minutos y no recibo  llamada. Me llaman mis compañeros para que desayune con ellos, y yo, que no conseguía hacer nada, acudo a su encuentro. Los dos eran los únicos de la oficina que sabían que hoy era el día clave. Me preguntan por la llamada, les cuento lo sucedido y me recriminan que no les haya llamado yo, así que llamo a la clínica. Me dicen que la enfermera está ocupada y cuando termine me volverá a llamar, que pasan nota. Mientras tanto, recibo una llamada, que no puedo coger, por estar hablando por teléfono. Cuando cuelgo, compruebo que era la enfermera que me estaba llamando de nuevo. No me lo puedo creer!! Alguien me va a decir el resultado de mi beta???

Vuelvo a la oficina, entre unas cosas y otras, ya son las dos. Vuelvo a llamar, y me confirman que le pasan nota a la enfermera para que me llame. Entonces pensé que a las dos y media hacen el cambio de turno así que ya no me llamarán hasta esa hora. Mientras, hablando por wassap con papiguerrero, por si le hubieran llamado a él, pero no. Los dos estamos de los nervios, así que le tranquilizo explicándole que lo más seguro es que hasta el cambio de turno no nos llamen. 

Llegan las dos y media, y pasados cinco minutos, me suena el teléfono. Son ellos!!! Por fín consigo cogerlo. Una enfermera muy amable me dice que hay buenas noticias, la beta es positiva. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo, y le pregunto si el valor de la beta es bueno. Sí, si, ha dado 110, es un valor alto. Mi reacción en ese momento fue decir, ay! Que bien!!! Muchas gracias!! 

Me dio las instrucciones respecto a medicación, que básicamente era continuar con la progesterona, heparina y no recuerdo si algo más y me recordó que tenía que pedir cita con mi doctora para la primera ecografía. 

Cuelgo y llamo de inmediato a papiguerrero. Me contesta nervioso y le digo "Ahora que hacemos?" el pobre, me pregunta " Por qué??" , no entendía nada, y le dije "Porque vas a ser papá!!!!" Entonces no pude contener las lágrimas, estaba como un flan, vaya día habíamos pasado, y ahora sí estaba confirmada la beta. 

Aún nos quedaba confirmarlo con la eco pero para nosotros llegar hasta allí, conseguir la beta positiva era un paso muy importante al que nunca habíamos llegado, así que era una batalla ganada, aunque la guerra no había terminado. 

Salí de la sala donde estaba escondida hablando con papiguerrero y fui en busca de mis dos compañeros, nos salimos al hall y allí, otra vez a llorar. Lo habíamos conseguido! Los padrinos, como ellos se denominaban, se pusieron muy contentos, y ella me recordó las palabras que me había dicho dos semanas antes, " Ves! Te dije que en veinte días me dirías que estás embarazada y ha sido antes!" Después del subidón, me sequé las lágrimas y volvimos a entrar en la oficina, disimulando que nada había cambiado en mi vida. 

Llegué a casa de mis padres, y les dije  que este año no podía ir a las fiestas del pueblo, porque su cuarto nieto nacería en esos días. Otra vez a llorar. Vaya día llevaba. Pero no me importaba, esas lágrimas eran de felicidad, lágrimas que habíamos estado buscando durante más de dos años, peregrinando de médico en médico. Se pusieron muy contentos. Os podéis imaginar lo que les importaba a ellos las fiestas de su pueblo en ese momento. La fiesta la tendríamos en casa. 

Por la tarde, me reuní con papiguerrero en nuestra casa. Recuerdo que le dí un abrazo y otra vez a llorar. No podía controlarlo. Después de todo lo que habíamos pasado y habíamos conseguido dar un salto muy grande en este viaje. A partir de ese momento, papiguerrero empieza a mimarme y no ha dejado de hacerlo hasta ahora. 

Luego vinieron las siguientes llamadas, a mis hermanas, a los padres de papiguerrero, a sus hermanos, y en definitiva a los pocos que sabían que ese lunes 1 de diciembre de 2014, podía ser un día muy importante en nuestras vidas. 

Después llegó la ecografía, pero ésto os lo cuento en la siguiente entrada. 

domingo, 2 de agosto de 2015

Noviembre 2014. Quinto intento, cuarta transferencia.

Como ya comenté en la entrada anterior, habíamos obtenido 20 ovocitos de la última punción. El lunes 17 de noviembre me llamaron para informarnos que de los 20 ovocitos, 17 eran maduros y habíamos conseguido 13 embriones. Era un buen número, pero ésta vez, como la anterior, deberíamos esperar hasta cinco días para la transferencia y la vitrificación de los que nos "sobraran", para próximos intentos. 

Me dijeron que de momento, tenían buena pinta, pero habría que esperar y ver como evolucionaban a lo largo de estos 5 días. Nos informarían a los 3 días. A mí me sorprendió que no nos llamaran todos los días, pero no le dí importancia. Ellos son los que saben, y como decía nuestra doctora, confiamos en los embriólogos. 

Empecé a darle vueltas a ésto. Quizá por sacarlos todos los días y observar la evolución, las veces anteriores se habían parado antes o el cambiar de medio les hacía que empeorara su calidad. Nosotros no somos expertos, sólo queríamos agarrarnos a los cambios que se estaban produciendo respecto a las otras veces, y pensar que eran buenos para nuestros embrioncitos. 

Pasa el martes, con la angustia típica de estos días, que como ya os he comentado, para nosotros eran los peores y el miércoles me vuelven a llamar. Ya tenemos embriones de 3 días, que en otra ocasión, podrían ser transferidos, pero queremos estar seguros que no se paran. Me comunica la embrióloga muy amablemente que seguimos teniendo los 13 embriones. Madre mía! nunca habíamos tenido tantos a 3 días post punción, pero teníamos que ser precavidos, sabíamos que se podían parar en cualquier momento. 
Le pregunté ansiosa si eran de buena calidad o no, y me dijo que estaban un poco preocupados, porque se desarrollaban muy lento y no sabían si iban a llegar al quinto día. Me preguntó como eran los embriones que obtuvimos en las transferencias anteriores, le afirmé que no eran buenos, y se paraban, incluso que la transferencia anterior fue cancelada por ausencia de embriones al quinto día. La noté preocupada, y me dijo que habría que esperar y confiar, pero podría pasar lo mismo. Ya no me llamaría. El viernes 21 sería la transferencia. Le dije que si me llamarían en caso de cancelación, y muy amable y comprensiva incluso me propuso que nos llamaran de todas formas el quinto día, para informarnos del número de embriones que habían llegado al quinto día, ya que la transferencia estaba programada para las 13:30h y no queríamos pasar toda la mañana preocupados. 

Esta vez le pregunté si no me llamarían al cuarto día, y me dijo que no era bueno para los embriones sacarlos de las incubadoras todos los días para ver su evolución, que cuanto más tiempo estuvieran en el medio adecuado, mejor. Ahí empecé a pensar que las máquinas y los embriólogos tienen un papel muy importante en todo ésto, al fin y al cabo están manipulando nuestros embriones durante varios días antes de la transferencia. Eso me alegraba, en parte, y pensaba que esta vez podríamos tener suerte. 

Aún así, y supongo que mucho tuvo que ver el subidón de hormonas que tenía, me llevé un gran disgusto, al decirme la embrióloga que dudaban que los 13 embriones llegaran al quinto día, porque su evolución estaba siendo lenta. Llamé a papiguerrero y se lo conté. También se puso triste, pero él suele ser más positivo y es el que tira del carro de los dos, para levantarme cuando me ve más negativa, y aunque todo esto le estaba haciendo mella, intentaba demostrar al mundo que podía con todo y sobre todo, para ayudarme a mí a seguir adelante, ahora no nos íbamos a rendir. 

Recuerdo que se lo conté a una compañera que sabía de todo el proceso, y acabé llorando en el baño de la oficina, en otra planta, donde nadie nos conocía, para que no sospechara nadie, escondiéndome como si fuera una delincuente. Ahora, me acuerdo cada día de las palabras de ánimo de mi compañera: " No llores, espera a los resultados del viernes, igual hoy estas llevándote este disgusto y dentro de veinte días me dices que estás embarazada, así que, no te disgustes más". 

En el fondo tenía razón, iban lentos, pero teníamos 13 embriones que estaban luchando por seguir adelante. Sólo necesitábamos uno o dos, para conseguir el embarazo. Ya, me conformaba con uno, después de tantas estimulaciones, tantas punciones y tanto sufrimiento, el conseguir un embarazo gemelar había pasado a un segundo plano. Incluso el tener dos hijos. Con un hijo nos conformábamos. 

Pasamos el jueves, cuarto día, con un nudo en la garganta, acordándonos a cada minuto de esos 13 embriones que teníamos en buenas manos, y que tenían que luchar por quedarse con nosotros y enseguida, llegó el viernes y nos levantamos positivos. A las 9 de la mañana, nos llaman de la clínica y nos informan que tenemos 3 bonitos embriones para poder ser transferidos o vitrificados. Los tres tienen muy buena pinta y si han llegado hasta aquí, tienen posibilidades de quedarse.

Esta vez, mis lágrimas fueron de felicidad. Para nosotros ya era un logro llegar hasta allí, teníamos 3 embriones que habían conseguido sobrevivir 5 días, y por tanto, seguíamos teniendo esperanzas. Nos adelantaron la hora de la transferencia, así que acudimos a la clínica, con la intención de recibir la transferencia de dos de esos tres embriones. 

Yo aún estaba muy hinchada por la hiperestimulación, y me había pasado los 5 días desde la punción bebiendo y bebiendo aquarius. En esta última estimulación había engordado 5 kg, pero eso era lo de menos, si el resultado era el deseado. Respiraba con dificultad, pero no me importaba, era un gran día y allí estábamos para acoger a mis embriones. 

Ya en la clínica, enseguida nos dieron habitación, como el domingo anterior, y nos dieron a los dos gorro, calzas, y camisón a mí. Esta vez, papiguerrero si podría estar presente en la transferencia. Así parece que todo es más romántico. 

Antes de entrar en el quirófano, nos visita en la habitación nuestra doctora, la de siempre. Me pregunta por mi estado y me confirma que me transferirá un embrión. Yo la corrijo, le digo que queríamos dos, pero ella se niega. Nos da a elegir, transferirme uno ese día o vitrificarlos todos, cancelar la transferencia y realizarla cuando me recupere de la hiperestimulación, uno o dos meses más tarde, con dos embriones. Me dice claramente, que no quiere que me embarace de gemelos y tener que ingresarme en el hospital con hiperestimulación. 

La vemos tan segura del embarazo que decidimos realizar ese día la transferencia de un solo embrión. Teníamos que realizar todos los cambios posibles y hasta ahora, todas las transferencias habían sido de dos, así que, por qué no probar con uno solo. Adelante,solo uno. 

Mientras esperamos para pasar a quirófano, recordamos en la habitación papiguerrero y yo las palabras de la inmunóloga, que a veces el cuerpo está preparado para recibir un embrión pero no dos, así que, vamos a probar esta vez. 

Llegamos a quirófano, nos enseñan nuestro embrión en una pantalla, me realizan la transferencia, y otra vez a la habitación, a hacer los 15 minutos de reposo de rigor, antes de irnos a casa. 

Quedaban por delante 9 días de espera. Como nuestros embriones ya tenían 5 días, pues la betaespera se acortaba, algo bueno tenía que tener. 

Así que llegamos a casa, a cuidarme durante esos días, porque el 1 de diciembre, me tendría que  hacer la analítica para saber si habíamos conseguido o no nuestro sueño. 

El resultado os lo cuento en la siguiente entrada, mientras tanto, gracias por seguir leyendo. 


sábado, 1 de agosto de 2015

Noviembre 2014. Cuarta punción.

Llegó el día de la punción, 16 de noviembre, domingo. Llegamos a la clínica con ilusión. Yo estaba muy incómoda. 

Empecé el jueves anterior con la tripa muy hinchada y sin poder apenas respirar, tanto que cuando me levanté el viernes llamé al trabajo y me pedí el día de vacaciones, porque no era capaz de dar dos pasos. Tenía hiperestimulación, me había llenado de líquido y los ovarios estaban muy grandes. Me pasé todo el día medio tumbada, sin hacer nada más que beber aquarius. El sábado, a las 7 de la mañana le dije a papiguerrero que me iba a levantar, no podía estar más tiempo tumbada, tenía un dolor muy fuerte en el lado derecho, entre las costillas y la pelvis, me dolía hasta respirar. Me levanté, pero a los cinco minutos me volví a la cama, con lágrimas en los ojos, no era capaz de estar sentada, ni de pie, ni caminando, nada. No sabía como era mejor. Después de un rato en la cama, buscando la postura que menos dolor me producía en el costado, fui incapaz, así que llamamos a la clínica y consulté con la enfermera si podía tomar ibuprofeno porque con paracetamol no se me había pasado. Me dijeron que sí, y que no me moviera mucho, porque podría haberse torsionado un ovario. 

Así llegó la hora de comer. Papiguerrero, que en todo momento se ha portado fenomenal conmigo y me ha mimado y cuidado más de lo que estaba en su mano, preparó la comida y decidí levantarme a la mesa. Cuando llevaba cinco minutos intentando comer, me tuve que volver a la cama, porque el dolor me producía mareo. Me tomé el ibuprofeno que me dijo la enfermera de la clínica y papiguerrero me dio de comer como pudo, porque yo no me podía incorporar de ninguna forma, no podía moverme ni un centímetro sin que viera las estrellas del dolor. Así que comí lo que pude e intenté dormir un poco. Encontré una postura y así me dormí una larga siesta. Afortunadamente, cuando desperté, el dolor había desaparecido. Estaba molesta e incómoda pero no tenía ese dolor tan insoportable. 

Me pasé toda la tarde descansando y al día siguiente, tocaba la punción. Con ésto seguramente mejoraría. 

Llegó el domingo. Acudimos a la clínica a la hora prevista, y enseguida nos dieron habitación. Madre mía, que lujo, que diferencia con la clínica anterior. Papiguerrero me pudo acompañar. Me dieron las instrucciones, las calzas y el gorro de papel, el camisón y a esperar a que vinieran a buscarme. Mientras, papiguerrero recogería la muestra en la misma habitación, que parecía la habitación de un hotel, y cuando terminaran con mi punción, una emfermera pasaría a recogerla. Era todo más íntimo que en la clínica anterior y nos gustó mucho el trato. 

Vino la doctora a hablar con nosotros, nuestra doctora, la misma que durante dos semanas me había hecho los controles, la misma que meses antes nos atendió en nuestra primera cita. Muy amable y cercana, me explicó que ella misma me haría la punción. Parece que no, pero ésto da tranquilidad. Papiguerrero no podía entrar en quirófano, pero por lo menos tendría allí una cara conocida, la de nuestra doctora. 

Llegó el momento, yo estaba deseando, después de todo lo que había pasado los últimos días, así que, un pinchacito y a dormir un ratito. Cuando me despertara de la anestesia, todo habría terminado y solo nos quedaba esperar los resultados. 

En unos 20 minutos, me llevaron a la habitación, donde estaba papiguerrero esperándome. Todo fue distinto que las otras tres veces anteriores y ésto nos hacía estar más positivos. 
Enseguida vino la doctora a informarnos que se habían obtenido 20 ovocitos, sólo nos quedaba esperar al día siguiente para saber cuantos de estos 20 eran maduros y cuantos conseguirían ser fecundados, pero ésto os lo cuento en la siguiente entrada. 


miércoles, 29 de julio de 2015

Otoño 2014. Cita con la Seguridad Social y con la clínica privada.

Aunque cuando empezamos en este viaje de la reproducción asistida pensamos que conseguiríamos el embarazo antes de que llegara la cita de la Seguridad Social, no fue así. 

Llegó el día, y allí fuimos con nuestra carpeta llena de pruebas, resultados, analíticas, y tres ciclos de FIV - IMSI. Previamente habíamos solicitado en nuestra primera clínica privada nuestro historial. Y tras mucho discutir con ellos y con malas caras por su parte, conseguimos que nos entregaran informes que no nos habían dado en su momento. 

Nos llamaron con mucho retraso y nos pidieron toda la documentación. Les entregamos la carpeta y tuvimos que seguir esperando en la sala de espera. Tras más de una hora esperando, ya nerviosos, nos volvieron a llamar. La doctora esta vez no nos dio muchas esperanzas. Nos dijo que nos habían hecho ya todas las pruebas posibles y que si no habíamos conseguido ya el embarazo, poco más se podía hacer con nuestros gametos. 

Nos preguntó si habíamos empezado ya con el tratamiento de la nueva clínica, la de Champions. Le dijimos que aún no, sólo teníamos las pruebas que nos habían recomendado. Su contestación fue, si estáis en esa clínica, seguid allí, porque nosotros no vamos a obtener mejores resultados que ellos, son los mejores. Nos animó a intentar un último ciclo con nuestros gametos en la clínica privada y si no conseguíamos el embarazo, que volviéramos a su consulta y mandarían nuestro caso a comisión, donde decidirían qué hacer con nosotros, pero lo más probable es que nos mandaran a donantes directamente. 

Nos fuimos de la consulta un poco chafados. No nos daban muchas esperanzas de conseguir embarazo con nuestros gametos y eso nos ponía muy tristes. Pero aún así, seguíamos confiando en la nueva clínica y no queríamos perder la esperanza. 

Llegó el día de acudir a nuestra cita con la nueva gine de Champions. Y con ella empezamos el nuevo ciclo. Nos comunicó que en el nuevo seminograma que le realizaron a papiguerrero al realizarle el FISH había mejorado la calidad, y por tanto no sería necesario emplear IMSI, solo MACS, una técnica que no tienen en todas las clínicas. De hecho, en la Seguridad Social, no disponen de ella. Creo que es, si no recuerdo mal, una especie de campo magnético que selecciona los espermatozoides que no están fragmentados. Es decir, los mejores de la clase. 

Nos dio las pautas a seguir en la estimulación ovárica. No variaba mucho de los ciclos anteriores, pero teníamos esperanzas, y nos repetíamos todos los días lo que nos dijo la doctora en la primera consulta: "Confiamos en nuestro personal, en nuestras incubadoras y en nuestros embriólogos". Llevaríamos de nuevo los embriones que obtuviéramos a blastocitos, y eso nos preocupaba, después de la experiencia del ciclo anterior, pero teníamos que confiar en ellos, era nuestra única esperanza. 

Así, llegó el 5 de noviembre de 2014, y con él, el primer día de regla, día clave para comenzar el tratamiento. Por tanto, seguimos los pasos para la estimulación y volveríamos a consulta a menudo para poder realizar los controles pertinentes, necesarios para comprobar el tamaño de los folículos y los valores de estradiol, con el fin de evitar el síndrome de hiperestimulación ovárica. Los valores estaban muy altos, y tuve hiperestimulación pero intentaba controlarla con litros y litros de aquarius. Así, el 16 de noviembre, llegó el día de la extracción de los ovocitos. 

Un punto a favor es que en cada cita de control, la doctora era la misma, creo que sólo en una ocasión varió la doctora, pero fue porque era fin de semana y me tocó la de guardia, pero por norma, la doctora era siempre la misma, lo que te da más confianza. 

Así que con esta confianza llegamos al día de la punción, que os contaré en la siguiente entrada. 

martes, 28 de julio de 2015

Verano 2014. Segunda cita con la inmunóloga.

En verano de 2014 nos hicimos las pruebas que nos mandaron tanto la inmunóloga como el andrólogo y acudimos de nuevo a ver a esa doctora que para nosotros, sin saber los resultados, era nuestra salvación. 

Llegamos a la consulta con todas las pruebas realizadas. Como siempre, unos minutos mirando todo el papeleo, sin mencionar palabra y nosotros mirando sus gestos a ver si así adivinábamos el diagnóstico. 

Comienza a hablar. Bien, parece que tengo resistencia a insulina, por tanto, me receta metformina, una dosis muy bajita, pero cree que será suficiente. Me encontraré mucho mejor, sin dolores de cabeza, con menos hambre y sin cansancio. Además, mejorará la calidad de mis ovocitos y mi endometrio, fundamental en nuestro objetivo principal, conseguir el embarazo en el próximo tratamiento. Además, me da una dieta para mejorar la resistencia a la insulina, aunque era muy parecida a la que yo ya seguía, por el hipotiroidismo. Sobre todo, comer comida sana y cinco veces al día. 

Parece ser que también mi cuerpo genera unos anticuerpos debido al hipotiroidismo que es muy probable que rechace los embriones, por reconocerlos como cuerpos extraños. Esto se soluciona con corticoides en un momento clave del ciclo, no recuerdo si durante la estimulación o durante la betaespera. 

Respecto a la coagulación, al parecer, por herencia, tengo la sangre un poco espesa, por explicarlo para que nos entendamos todos. Por tanto, para evitar que se formen pequeños trombos o coágulos que puedan expulsar los embriones, me receta Adiro, que viene a ser una aspirina infantil. 

En este momento, le comento mi episodio del posible trombo en la pierna izquierda durante la estimulación anterior, aunque nunca se llegó a confirmar y me recomienda también pincharme heparina, para evitar que vuelva a pasar. De momento, una dosis profiláctica. 

Por último, seguiría con el ovusitol, ya que empiezan a notarse los resultados a los seis meses más o menos. 

En cuanto a las pruebas de compatibilidad entre papiguerrero y yo, está todo correcto, por tanto, nos olvidamos de ese tema. 

Como la primera vez, salimos muy contentos de la consulta, y eso que aún no sabíamos la repercusión que iba a tener todo esto en mi cuerpo. 

Recuerdo que nos fuimos de vacaciones, y ya estaba tomando todo lo que me había mandado la inmunóloga. Y estábamos alucinábamos con la vitalidad que tenía. Ya no me cansaba a cada paso que daba. Descubrimos que no era de no hacer todo el ejercicio que debiera, sino que mi cuerpo no asimilaba el azúcar y las calorías que yo le daba. La metformina estaba ayudando a mejorar ésto. 

Hacía tiempo que mi endocrino me había hablado de ello, incluso me hizo una analítica para comprobar mis niveles de glucosa, pero no me hizo la prueba completa, y los resultados estaban enmascarados. Ahora, habíamos descubierto el motivo de muchos de mis malestares diarios. 

En cuanto a los resultados del FISH de papiguerrero, salió correcto. Se lo enviamos al andrólogo por mail, tal y como nos indicó y nos repitió que aunque el problema era irreversible, los que había, estaban bien, y por tanto, había que cuidarlos.

Nos quitamos un gran peso de encima. A pesar de todo lo que nos habían dicho en la otra clínica, empezábamos a ver la luz al final del túnel. Estábamos tratando otros problemas que hasta ahora ni nos habían mencionado, y lo que nos habían contado, parecía que estaba todo bien. 

Y con los resultados en nuestra nueva carpeta, de color verde esperanza, esperamos a que nos llegara la cita con la ginecóloga de la clínica, a primeros de septiembre, fecha en la que también nos tocaba acudir a la cita en la consulta de Reproducción Asistida de la Seguridad Social, pero ésto os lo cuento en la siguiente entrada. 




lunes, 27 de julio de 2015

Positivismo. Visitas a la inmunóloga y andrólogo.

Recuerdo que tras las noticias que nos dieron en nuestra primera clínica, papiguerrero tuvo que irse un par de días fuera de Madrid, a una reunión de esas que hacen en las grandes empresas, para darles charlas de motivación a los empleados, y cuando volvió, me contó una de esas charlas, que puedes adaptarlas a cualquier aspecto de tu vida. Me trajo una hoja de libreta que le había pedido a una compañera para anotar lo que en ese momento creyó que era importante para nuestras vidas. Y desde entonces, tenemos en el tablón de notas de la cocina estas frases, que hemos leído una y otra vez cuando las cosas no iban como nosotros deseábamos o nuestro ánimo decaía: 

- Ante un cisne negro o un trueno, tenemos dos opciones: 

1. Quejarnos. 
2. Mirar con positivismo. 

- Negamos conceptos nuevos porque pensamos que van a ir mal, pero no tiene porqué. 

-Tenemos que pensar en positivo, mirar con optimismo y las cosas vendrán de mejor manera. 


Quizá parezca una tontería, sólo palabras, que es muy fácil escribir y muy difícil llevar a la práctica, pero a nosotros nos han servido para mantenernos positivos, día tras día. 

Así, con este positivismo, pasamos unos días de incertidumbre. En la primera clínica me habían recomendado, después de insistir mucho en qué podía hacer para mejorar la calidad de mis ovocitos, que tomara Ovusitol, así que ya había comenzado con estos sobres. 

Llegó la cita con el andrólogo. Nos hizo varias preguntas, ojeó las pruebas que le habían hecho a papiguerrero y optó por hacerle una ecografía, para comprobar que no hubiera ninguna obstrucción, o algo que pudiera solucionarse con una biopsia testicular. 

Tras la eco, su diagnóstico fue que el 90% de los conductos estaban dañados y era irreversible. Nos teníamos que conformar con la cantidad que había, pero podíamos mejorar la calidad, como lo estábamos haciendo hasta ahora. Buena alimentación, complejos vitamínicos y nos volvió a insistir en lo que ya nos había dicho la ginecóloga de esta clínica, nada de bici. 

Esto parecerá una tontería, pero por lo visto, tiene mucho que ver. Yo ya se lo venía repitiendo a papiguerrero durante semanas, pero él pensaba que era una más de las "recomendaciones" sin fundamento que vienen en los foros de internet. Así que se lo preguntó a la gine en la nueva clínica y ésta le respondió que por supuesto que tenía que olvidarse de la bici por unos meses, que se dedicara a correr, que también estaba de moda. 

Así que ya estaba confirmado por dos especialistas, la bici quedaría guardada en el trastero hasta que consiguiéramos el embarazo. 

El andrólogo le pidió que se hiciera la misma prueba que ya nos habían dicho en la clínica anterior, el FISH, para comprobar la fragmentación de ADN de los espermatozoides, ya que podría ser ese el problema. Por su parte, sólo quedaba esperar los resultados. Nos dio muchas facilidades. No era necesario volver a consulta. Le enviaríamos por mail los resultados de la prueba y si estaban bien, no era necesario pasar por allí de nuevo, y por tanto, nos ahorrábamos el coste de la consulta, por lo que salimos bastante contentos, a pesar de que el diagnóstico indicaba que el "problema" de papiguerrero era irreversible. 

Nos llega la cita con la inmunóloga. Una doctora muy seria y amable que nada más llegar comienza a hacerme preguntas, como si conociera mi problema mejor que yo. Nos quedamos alucinados. Entre otras cosas me pregunta si tengo hambre a a todas horas, si me encuentro muy cansada, si hago bien las digestiones, si tengo mareos o me duele la cabeza si no como a menudo. Después de contestar a todas estas preguntas, me indica que probablemente, y debido a mi SOP, tengo resistencia a la insulina. No llega a ser diabetes, pero los síntomas son muy parecidos, sólo que a otro nivel y ésto se solucionaría con una pastilla, (metformina), que según el nivel de resistencia a la insulina, hay que tomar en una dosis u otra. La mayoría de las mujeres que tienen SOP, y más en el grado que lo tengo yo, tienen resistencia a la insulina, así que me mandaría la prueba para comprobarlo, que no es otra que la misma de la glucosa que se hace a las embarazadas, pero la curva larga. Además, me mandó unas analíticas para comprobar si tengo anticuerpos generados debido a mi hipotiroidismo (os recuerdo que en 2009 me operaron de unos nódulos y me quitaron la tiroides entera). Según la inmunóloga, estos anticuerpos podrían rechazar a los embriones, puesto que los reconocería como cuerpos extraños. A parte, una ristra de pruebas de coagulación, las que me quedaban por realizarme, que ya eran pocas. Nos mencionó que es posible que mi cuerpo sólo estuviera preparado para recibir un embrión y no dos, como me habían transferido hasta entonces, y por eso los rechazaba, así que habría que averiguarlo. Nos mandó además una prueba de compatibilidad genética de los dos. Por lo visto es posible que papiguerrero y yo fuéramos incompatibles genéticamente o algo así. Ya se nos empezaban a escapar tantos términos, aunque nos aclaró que ésto se podría solucionar con una especie de vacuna a la madre. 

Salimos de la consulta alucinados por la profesionalidad de la doctora. Nos fuimos con la sensación de que sabía de lo que estaba hablando, conocía muy bien cuales pueden ser los distintos síntomas y los distintos impedimentos para poder conseguir el embarazo. O esa fue la sensación que nos dio. La consulta fue cara, pero nos montamos en el coche diciendo los dos lo mismo, el dinero mejor gastado en lo que llevamos de búsqueda, y eso que aún no nos habíamos hecho ninguna prueba. 

Así que con todos los papeles de las distintas pruebas, volvimos a casa y una vez organizados, pedimos las diferentes citas para poder tener los resultados a la vuelta del verano. 

Nos relajaríamos, tomaríamos fuerzas y en septiembre nos reencontraríamos con la inmunóloga y después con la ginecóloga para poder empezar el siguiente tratamiento. Era nuestra última oportunidad para poder conseguir un embarazo con nuestros gametos, y teníamos que estar tranquilos para que todo saliera bien, así que, nos fuimos de vacaciones, y ahora pensamos que lo mejor que pudimos hacer fue eso, tomarnos un descanso de unos tres meses, para poder afrontar lo que nos pudiera venir. Llevábamos demasiado estrés acumulado por el tema y no nos venía bien, teníamos que darnos un respiro y como ya habíamos decidido cambiar cosas, pues esta vez, esperaríamos unos meses. 

En la siguiente entrada os contaré como nos fue la siguiente consulta con la inmunóloga.