lunes, 27 de julio de 2015

Positivismo. Visitas a la inmunóloga y andrólogo.

Recuerdo que tras las noticias que nos dieron en nuestra primera clínica, papiguerrero tuvo que irse un par de días fuera de Madrid, a una reunión de esas que hacen en las grandes empresas, para darles charlas de motivación a los empleados, y cuando volvió, me contó una de esas charlas, que puedes adaptarlas a cualquier aspecto de tu vida. Me trajo una hoja de libreta que le había pedido a una compañera para anotar lo que en ese momento creyó que era importante para nuestras vidas. Y desde entonces, tenemos en el tablón de notas de la cocina estas frases, que hemos leído una y otra vez cuando las cosas no iban como nosotros deseábamos o nuestro ánimo decaía: 

- Ante un cisne negro o un trueno, tenemos dos opciones: 

1. Quejarnos. 
2. Mirar con positivismo. 

- Negamos conceptos nuevos porque pensamos que van a ir mal, pero no tiene porqué. 

-Tenemos que pensar en positivo, mirar con optimismo y las cosas vendrán de mejor manera. 


Quizá parezca una tontería, sólo palabras, que es muy fácil escribir y muy difícil llevar a la práctica, pero a nosotros nos han servido para mantenernos positivos, día tras día. 

Así, con este positivismo, pasamos unos días de incertidumbre. En la primera clínica me habían recomendado, después de insistir mucho en qué podía hacer para mejorar la calidad de mis ovocitos, que tomara Ovusitol, así que ya había comenzado con estos sobres. 

Llegó la cita con el andrólogo. Nos hizo varias preguntas, ojeó las pruebas que le habían hecho a papiguerrero y optó por hacerle una ecografía, para comprobar que no hubiera ninguna obstrucción, o algo que pudiera solucionarse con una biopsia testicular. 

Tras la eco, su diagnóstico fue que el 90% de los conductos estaban dañados y era irreversible. Nos teníamos que conformar con la cantidad que había, pero podíamos mejorar la calidad, como lo estábamos haciendo hasta ahora. Buena alimentación, complejos vitamínicos y nos volvió a insistir en lo que ya nos había dicho la ginecóloga de esta clínica, nada de bici. 

Esto parecerá una tontería, pero por lo visto, tiene mucho que ver. Yo ya se lo venía repitiendo a papiguerrero durante semanas, pero él pensaba que era una más de las "recomendaciones" sin fundamento que vienen en los foros de internet. Así que se lo preguntó a la gine en la nueva clínica y ésta le respondió que por supuesto que tenía que olvidarse de la bici por unos meses, que se dedicara a correr, que también estaba de moda. 

Así que ya estaba confirmado por dos especialistas, la bici quedaría guardada en el trastero hasta que consiguiéramos el embarazo. 

El andrólogo le pidió que se hiciera la misma prueba que ya nos habían dicho en la clínica anterior, el FISH, para comprobar la fragmentación de ADN de los espermatozoides, ya que podría ser ese el problema. Por su parte, sólo quedaba esperar los resultados. Nos dio muchas facilidades. No era necesario volver a consulta. Le enviaríamos por mail los resultados de la prueba y si estaban bien, no era necesario pasar por allí de nuevo, y por tanto, nos ahorrábamos el coste de la consulta, por lo que salimos bastante contentos, a pesar de que el diagnóstico indicaba que el "problema" de papiguerrero era irreversible. 

Nos llega la cita con la inmunóloga. Una doctora muy seria y amable que nada más llegar comienza a hacerme preguntas, como si conociera mi problema mejor que yo. Nos quedamos alucinados. Entre otras cosas me pregunta si tengo hambre a a todas horas, si me encuentro muy cansada, si hago bien las digestiones, si tengo mareos o me duele la cabeza si no como a menudo. Después de contestar a todas estas preguntas, me indica que probablemente, y debido a mi SOP, tengo resistencia a la insulina. No llega a ser diabetes, pero los síntomas son muy parecidos, sólo que a otro nivel y ésto se solucionaría con una pastilla, (metformina), que según el nivel de resistencia a la insulina, hay que tomar en una dosis u otra. La mayoría de las mujeres que tienen SOP, y más en el grado que lo tengo yo, tienen resistencia a la insulina, así que me mandaría la prueba para comprobarlo, que no es otra que la misma de la glucosa que se hace a las embarazadas, pero la curva larga. Además, me mandó unas analíticas para comprobar si tengo anticuerpos generados debido a mi hipotiroidismo (os recuerdo que en 2009 me operaron de unos nódulos y me quitaron la tiroides entera). Según la inmunóloga, estos anticuerpos podrían rechazar a los embriones, puesto que los reconocería como cuerpos extraños. A parte, una ristra de pruebas de coagulación, las que me quedaban por realizarme, que ya eran pocas. Nos mencionó que es posible que mi cuerpo sólo estuviera preparado para recibir un embrión y no dos, como me habían transferido hasta entonces, y por eso los rechazaba, así que habría que averiguarlo. Nos mandó además una prueba de compatibilidad genética de los dos. Por lo visto es posible que papiguerrero y yo fuéramos incompatibles genéticamente o algo así. Ya se nos empezaban a escapar tantos términos, aunque nos aclaró que ésto se podría solucionar con una especie de vacuna a la madre. 

Salimos de la consulta alucinados por la profesionalidad de la doctora. Nos fuimos con la sensación de que sabía de lo que estaba hablando, conocía muy bien cuales pueden ser los distintos síntomas y los distintos impedimentos para poder conseguir el embarazo. O esa fue la sensación que nos dio. La consulta fue cara, pero nos montamos en el coche diciendo los dos lo mismo, el dinero mejor gastado en lo que llevamos de búsqueda, y eso que aún no nos habíamos hecho ninguna prueba. 

Así que con todos los papeles de las distintas pruebas, volvimos a casa y una vez organizados, pedimos las diferentes citas para poder tener los resultados a la vuelta del verano. 

Nos relajaríamos, tomaríamos fuerzas y en septiembre nos reencontraríamos con la inmunóloga y después con la ginecóloga para poder empezar el siguiente tratamiento. Era nuestra última oportunidad para poder conseguir un embarazo con nuestros gametos, y teníamos que estar tranquilos para que todo saliera bien, así que, nos fuimos de vacaciones, y ahora pensamos que lo mejor que pudimos hacer fue eso, tomarnos un descanso de unos tres meses, para poder afrontar lo que nos pudiera venir. Llevábamos demasiado estrés acumulado por el tema y no nos venía bien, teníamos que darnos un respiro y como ya habíamos decidido cambiar cosas, pues esta vez, esperaríamos unos meses. 

En la siguiente entrada os contaré como nos fue la siguiente consulta con la inmunóloga. 

2 comentarios:

  1. La verdad es que lo mejor que pudimos hacer fue a esa cita con la inmunóloga, en la que descubrimos que podía haber muchas cosas que influyeran en el éxito o no de conseguir el embarazo.

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