Llegó el día de la beta. Como la primera vez, me hice una prueba el día anterior en casa, para no estar esperando la noticia en el trabajo durante horas, sin ser capaz de pensar en nada más. La betaespera fue algo distinta. Así como en la primera ambos nos comportábamos como si estuviera embarazada de nuestros dos embriones, en esta ocasión, decidimos que era ridículo hablar a los embriones como si siguieran conmigo, porque igual ya no estaban. Y como la vez anterior no había salido bien y somos tan supersticiosos para estas cosas, pues esta vez, nos comportaríamos de distinta forma.
Esperé a papiguerrero y juntos nos hicimos la prueba. Esperamos un tiempo prudencial y como ya no éramos novatos, enseguida supimos que volvía a ser negativo. Esta vez, no sé por qué pero tenía menos esperanzas que la primera de que el test casero hubiera fallado. Aún así, siempre te agarras a esos comentarios de los foros donde muchas chicas cuentan que les dio negativo en el test de orina casero y el de sangre más tarde fue positivo.
Nos fuimos a trabajar el día 5 de febrero y yo acudí a mi hora a la clínica a hacerme el análisis. La enfermera me volvió a preguntar si había tenido algún síntoma o sangrado, a lo que yo respondí que nada distinto de los síntomas de la progesterona. Me volvió a dar el informe de la transferencia con la foto de los embriones, y vuelta al trabajo a esperar la llamada que cambiaría nuestra vida o nos pondría alguna piedra más en el camino.
El disgusto ya nos lo habíamos llevado el día anterior, pero aún así, seguíamos con esperanza, hasta que a última hora de la mañana, recibo la llamada. Nos comunican que no tienen buenas noticias. Ha sido negativo, así que nos dan cita para ver a la doctora y entre todos, decidir el siguiente paso a seguir.
Ahora sí es definitivo, nuestras esperanzas se han esfumado. Otra vez negativo. Ya van dos, aunque en realidad son cuatro los embriones que no se han querido quedar con nosotros. Después de la llorera necesaria para cargar pilas, intentamos consolarnos mutuamente, pensando que los cuatro embriones provienen del mismo ciclo, que en el siguiente cambiarán cosas, ya sabemos como reacciona mi cuerpo. Haremos todo lo posible para que no tengan que vitrificar, por si ese ha sido el motivo del "fallo". En unos días, estaremos recuperados del golpe y seguiremos luchando. No nos rendiremos.
Así, llegó el día de ver a la doctora y que nos explicara que había sucedido. Realmente, no nos aclaran nada. No hay respuesta a esa pregunta o más bien es la misma que tras el primer negativo. Cuestión de suerte, o en este caso, mala suerte. Por acumulación, nos informa que las posibilidades de embarazo en la tercera transferencia es del 90%, y no es hasta el tercer negativo cuando se considera que puede haber fallos de implantación o coagulación, así que nos aconsejan, si estamos de acuerdo, intentarlo una vez más. Pero esta vez nos harán IMSI y MACS, porque así elegirán los mejores gametos masculinos para fecundar.
Por tanto, no esperaríamos más, en cuanto viniera la regla, volveríamos a empezar. En esta ocasión controlarían más la dosis de puregón para evitar la hiperestimulación y poder realizar la transferencia de embriones en fresco, que al parecer, tienen más posibilidades de sobrevivir.
Y el 10 de marzo de 2014 comenzó nuestro segundo ciclo de FIV-IMSI y MACS, que daría lugar a nuestra tercera transferencia.