Por fin llegó el día de nuestra primera transferencia. El 17 de diciembre llegamos a la clínica papiguerrero y yo, cargados de ilusión. Sabíamos que podría ser que no saliera bien la cosa. Estábamos empezando y el viaje de la infertilidad podría acabarse en dos semanas y cambiarnos la vida por completo o podría ser el principio de nuestra lucha.
Hice caso de las instrucciones del embriólogo y me tome una botella de agua una hora antes de la cita. Cuando llegamos allí, nos dicen que nos suelen citar con media hora de antelación por si nos retrasamos. Yo, que soy muy meona, me empiezo a agobiar, no me puedo aguantar y no nos llaman.
Como somos novatos no sabemos cual es el protocolo. Nos llaman para ir a quirófano. Esta vez si podrá entrar papiguerrero conmigo para que el momento sea algo más romántico. Estamos muy ilusionados y espectantes. Vuelven a meternos en una habitación minúscula, como el día de la punción, con un baño y un silloncito. Allí esperamos un rato, y yo con la vejiga a reventar.
Pasamos a quirófano y allí se encuentra una de las doctoras que no conocemos, la embrióloga y la enfermera. Nos enseñan un vídeo de nuestros embriones, que ya son de 4 días. Mientras la enfermera me hace una eco abdominal, la doctora introduce el catéter, a través del cual hará llegar los embriones hasta el útero.
Aquí hubo un momento gracioso de papiguerrero. Siempre decía algo para romper el hielo y calmar los nervios. Recuerdo que después de introducir el catéter, la doctora dice "ya está" y nos quedamos como tontos mirando el monit,or. Tras unos segundos de silencio, papiguerrero dice " si ya está, ¿que hacemos aquí?" respondiéndole la doctora que ya estaba el catéter pero teníamos que esperar a que la embrióloga trajera a los embriones.
Nos echamos unas risas, nerviosas, claro está, y apareció la embrióloga con el "tubito". Me introducen los embriones y vemos unos puntitos blancos en el monitor, que nos dicen que ahí están. Nos lo tenemos que creer, porque no se ve nada. Me dejan descansando en el silloncito de la habitación unos 15 minutos y pasado ese tiempo, vía libre para vaciar la vejiga. No lo disfruté mucho por el agobio que tenía con la vejiga a reventar. De esto aprendería para las siguientes transferencias. No hace falta beber tanta agua ni una hora antes, que desde que te llaman hasta que te pasan a quirófano se hace eterno.
Pasado el tiempo, viene la doctora y nos informa de las pautas a seguir durante la betaespera. Dos días de reposo absoluto y el resto, vida tranquila, nada de peso, lo típico que se recomienda a una embarazada en el primer trimestre. Fecha de la beta, para el 31 de diciembre.
Madre mía, si la beta es positiva, será un final de año estupendo, pero si es negativa, como vamos a tomarnos las uvas!! Así que decidimos decir a las familias que la beta sería el día 2 de enero, por no fastidiarles las fiestas. Y con nuestros embrioncitos nos fuimos a casa a descansar. Nos quedaban dos semanas de espera.
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