Tuvieron que pasar dos meses desde la punción hasta la transferencia de nuestros primeros embriones. Aquellos esquimalitos que dejamos vitrificados hasta que me recuperase de la hiperestimulación. (Por cierto, algún día hablaré más detenidamente de la hiperestimulación, porque después de todo lo pasado, mi hematóloga me dice que si tenía riesgo de hiperestimulación, me debían haber anticoagulado con heparina, para evitar trombos, pero esto lo contaré más adelante).
Como decía, tuvieron que pasar dos ciclos, con sus reglas respectivas y revisiones en la clínica para comprobar que los ovarios habían recuperado su tamaño normal y ya no había líquido que pudiera ser perjudicial en caso de embarazo. Yo, por aquel entonces, no conocía muy bien los riesgos de la hiperestimulación ni por qué se producía, nos explicaron lo justo, pero hacíamos caso a las doctoras, ellas son las que saben, teníamos confianza en ellas.
Llegó diciembre de 2013 y fue entonces cuando nos dieron el visto bueno en la consulta. Comenzaría a preparar mi endometrio con meriestra, nada de pinchazos esta vez, parecía que lo peor había pasado. Así, comencé con la medicación y tuve que ir a revisión varias veces en la primera parte del ciclo, pero muchas menos que antes de la punción.
Tras los controles rutinarios, el día 10 me comunican que el 17 de diciembre será la transferencia. Madre mía, nuestra primera betaespera sería en plenas Navidades. Esto sale bien seguro!! Seguíamos siendo positivos.
El día anterior a la transferencia nos llaman del laboratorio para darnos las instrucciones. Recuerdo que iba en el coche del trabajo con tres compañeros más. Uno de ellos lo sabía, pero yo hablaba en clave, porque los otros dos no sabían nada.
Me dice el embriólogo que nuestros dos esquimalitos han descongelado bien, pero no me dice la calidad, de ésto nos enteraríamos más tarde. Ahora, viendo el informe, veo que eran uno de calidad B o bueno y otro de calidad C o regular. Recuerdo que me soltó por teléfono que les iban a hacer Hatching. La primera vez que oía esa palabra. Nadie nos había hablado de ello. Le pregunto y me explica brevemente que les ayudan a romper para que se enganchen mejor al endometrio.
Me da las instrucciones, que básicamente eran ir con la vejiga llena. Que me tomara tres vasos de agua una hora antes de la cita. Así, nos despedimos hasta el día siguiente.
Ya empezaban los nervios. Llamo a papiguerrero y le informo de que los embriones han sobrevivido a la desvitrificación y la hora de la transferencia. Ya estábamos más cerca de nuestro sueño.
El día anterior a la transferencia nos llaman del laboratorio para darnos las instrucciones. Recuerdo que iba en el coche del trabajo con tres compañeros más. Uno de ellos lo sabía, pero yo hablaba en clave, porque los otros dos no sabían nada.
Me dice el embriólogo que nuestros dos esquimalitos han descongelado bien, pero no me dice la calidad, de ésto nos enteraríamos más tarde. Ahora, viendo el informe, veo que eran uno de calidad B o bueno y otro de calidad C o regular. Recuerdo que me soltó por teléfono que les iban a hacer Hatching. La primera vez que oía esa palabra. Nadie nos había hablado de ello. Le pregunto y me explica brevemente que les ayudan a romper para que se enganchen mejor al endometrio.
Me da las instrucciones, que básicamente eran ir con la vejiga llena. Que me tomara tres vasos de agua una hora antes de la cita. Así, nos despedimos hasta el día siguiente.
Ya empezaban los nervios. Llamo a papiguerrero y le informo de que los embriones han sobrevivido a la desvitrificación y la hora de la transferencia. Ya estábamos más cerca de nuestro sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario