Pasaron los meses y poco a poco
nos íbamos organizando en casa. El pequeño guerrero es eso, un guerrero. Las
primeras semanas fueron muy duras. Tenía reflujo y no era capaz de estar
tumbado, así que se pasaba el día y la noche en brazos o en la mochila. Bendita
mochila. Desde el minuto uno, nuestro guerrero ha sido muy demandante, pero por
otro lado, nos encantaba tenerle encima todo el día. Había llegado el momento y
por qué no lo íbamos a disfrutar. Qué paz transmitía cuando se quedaba dormido
en nuestro pecho. A papiguerrero se le daba mejor que a mí, no sabemos por qué
pero el guerrero se acomodaba mejor y se quedaba frito al instante. Siempre han
tenido una relación especial.
Cuando recibimos la noticia del
embarazo de nuestro guerrero, tanto la ginecóloga como la hematóloga nos
dijeron que si no queríamos otro embarazo tuviéramos cuidado, porque era muy
fácil conseguirlo después de tantos tratamientos. Así que llegado el momento,
lo hablamos y decidimos probar suerte, aun sabiendo que aunque yo tenía más
probabilidades, papiguerrero también tenía problemas y él no tenía la carga
hormonal que tenía yo.
Pensamos que era muy difícil y
siempre bromeábamos con lo guay que sería un embarazo espontáneo, sin esperar
mes a mes, sin desearlo durante más de dos años, sin llantos ni pinchazos, de
esos que dicen que pasan después de los tratamientos de fertilidad. Sabíamos
que era muy pronto y que si teníamos suerte, los bebés iban a ser muy seguidos,
pero como decía papiguerrero, si ya nos habíamos hecho a la idea de tener mellizos,
nos daba igual. Siempre pensando que teníamos pocas posibilidades.
Llegó Navidad y a mí algo me
decía que estaba embarazada, pero nos parecía tan difícil, no nos iba a tocar a
nosotros. Después de las fiestas, el 13 de enero, viernes, decidí hacerme una prueba de embarazo, antes
de pedir cita con el gine y resultó ser positiva. Madre mía! Menudo lío!
Nuestro guerrero tenía tan solo cinco meses y yo podía estar ya de hasta 13
semanas. Papiguerrero se quedó en shock, como ya os conté en otra entrada, y yo
no pude parar de llorar en todo el fin de semana. Lloraba de emoción, lloraba
por todo lo que habíamos pasado, lloraba porque yo siempre había querido tener
dos hijos seguidos, que tuvieran poca diferencia de edad. Lloraba porque me
parecía increíble lo que estábamos viviendo y lloraba porque no quería tener la
sensación de querer menos a nuestro segundo hijo por el mero hecho de no haber
luchado tanto para conseguir el embarazo. Por supuesto, esta sensación se
esfumó en cuanto vimos a nuestra princesa en la primera ecografía.
Aguantamos el fin de semana sin
decírselo a nadie. También lloraba por eso. Yo estaba deseando contárselo a mis
padres pero papiguerrero tenía miedo, después de tanto sufrimiento, que algo no
fuera bien y prefería ir primero a hacer una eco y confirmar que todo estuviera
bien. No se fiaba de la prueba de embarazo. Así que le expliqué que era un
superpositivo, que la rayita del SÍ se había marcado incluso más fuerte que la
de control.
Recuerdo que hablé con él el
lunes por la mañana. Yo estaba en casa con nuestro guerrero y él estaba en el
trabajo. Le dije que no aguantaba más, que tenía que contárselo a la familia y
me entendió perfectamente, de hecho él también estaba deseando contarlo.
Teníamos cita para comprobar el embarazo el miércoles pero ya no aguantamos
más, así que llamé a mi madre y recuerdo que le dije, mami,¿estás sentada? Ella
se asustó un poco y me dijo sorprendida ¿Qué pasa??? Pues que vas a ser abuela
otra vez. Mi padre pasaba por allí en ese momento. El pobre resoplaba cuando
preguntó a mi madre qué pasaba al ver su cara de asombro. Estaban nerviosos, no
entendían nada. No se explicaban como podían pasar estas cosas con nuestros
diagnósticos. Las cosas de la ciencia y la naturaleza se nos escapan de las
manos. Así que les expliqué un poco lo que nos dijeron en su momento y aunque
todo esto no lo entienden muy bien, su empeño ponen en entender la situación.
Papiguerrero también se lo contó
a sus padres, que se quedaron helados, tampoco entendían nada.
Llegó el miércoles y fuimos al
gine privado más cercano, para comprobar que todo estaba bien y empezar con los
trámites del control del embarazo una vez que nos confirmaran de cuantas
semanas estaba. Ya habíamos ido el lunes anterior al médico de cabecera para
que nos mandara todos los análisis, pero esto os lo contaré en la siguiente
entrada.
https://goo.gl/jrJMdG descubre como mujeres infertiles han quedado embarazadas
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