Pasaron las semanas. Hasta la eco
en la clínica privada en la semana 28 nos hicimos controles y ecos en la
Seguridad Social, tal y como establecían los médicos, al ser embarazo de
riesgo. Y así, llegó el día de la visita a nuestro encantador doctor. Íbamos un
poco preocupados, expectantes por ver qué nos decía sobre el corazón de nuestro
pequeño guerrero, ese corazón que sonaba como caballos al galope, ese corazón,
que ya tan pequeñito nos estaba avisando de que era un corazón especial, un
guerrero especial.
Como en cada eco, el doctor nos
indicó que primero lo revisaría todo y luego nos lo enseñaba y nos contaba.
Esos minutos que en cada eco nos parecían una eternidad, en este caso, fue una
eternidad al cuadrado. Tras revisar todo, nos informa que el corazón del bebé
funciona correctamente, pero efectivamente, está girado, y la punta del
corazón, en vez de apuntar hacia la izquierda, apunta al centro, y tiene una
forma más redondeada de lo habitual.
Nos aclaró que si bien cuando
existe una patología cardiaca es muy probable que sea consecuencia de otro tipo
de patologías o incluso daños cerebrales, en este caso, todo está correcto, y
lo único que encuentra es la
peculiaridad de la forma del corazón. No obstante, nos recomienda visitar a un
cardiólogo infantil, especialista con el que él se formó en detectar este tipo
de patologías y así quedarnos tranquilos. Nos apuntó que él si fuera su hijo,
lo llevaría a este especialista para que lo valorara y que lo hiciéramos lo
antes posible.
Imaginad cómo se nos quedó el cuerpo. Qué
llorera…. Estuvimos removiendo mar, tierra y aire, durante una semana, para
conseguir una cita lo antes posible con el cardiólogo. De repente toda nuestra
ilusión se desmoronaba y los fantasmas de las patologías seguían en nuestra casa,
se habían empeñado en quedarse y no querían moverse de allí.
Conseguimos cita pasados unos
diez días. Llegamos a la consulta, y esperamos en una sala de espera repleta de
padres con sus niños, con un nudo en la garganta, a que nos llegara nuestro turno.
Nos llaman. Ha llegado el momento de salir de dudas. Amablemente, nuestro
doctor nos preguntó cómo habíamos llegado hasta allí. Le mencionamos que nos
enviaba el doctor de la clínica de fertilidad y su comentario fue,” lo que diga
él, está bien dicho, es un buen especialista”. Le contamos la historia y me
pasa a hacerme una eco para comprobar. Lo de siempre, mira y mira, sin decir
nada. Pasan los minutos, y lo único que se escucha es el corazón de nuestro
pequeño guerrero. Para romper el silencio le pregunto “¿Esto puede ser
hereditario? ¿Puede que lo tengamos alguno de nosotros y no lo sepamos?”, me
mira, y me pregunta, “¿Hereditario el qué?”, me quedo pensando y le contesto
“¿Lo que tiene el bebé?”, y tranquilamente me responde “Si el bebé no tiene nada,
está perfecto. Hay personas más altas, personas más bajas, personas más gordas,
más flacas, gente con ojos azules, o con ojos oscuros. No todos tenemos el
corazón de la misma forma. Incluso hay quien lo tiene en el lado derecho. No
pasa nada”.
Toda nuestra tensión cayó de
repente. Respiramos de nuevo. Parece que nuestro pequeño guerrero, dentro de la
normalidad, se había empeñado en recordarnos que iba a ser un niño muy
especial. Por dentro y por fuera. Distinto desde su primer minuto hasta ahora.
Cuando salimos de la consulta,
las hormonas hicieron su trabajo y me puse a llorar de nuevo, pero estas
lágrimas eran de felicidad, de descanso. Parecía que todo seguía bien. Podíamos
continuar disfrutando del embarazo. Ya quedaba menos para conocer a nuestro guerrero
luchador.
En la próxima entrada os seguiré
contando el seguimiento del embarazo, mientras tanto, gracias por seguir ahí.
¡Buf que sustazo os llevasteis! Me alegra que todo esté bien por eso!
ResponderEliminarSi, la verdad es que pasamos unos días muy malos, pero todo quedó en un susto, por suerte....
ResponderEliminar