Como ya he contado en otras
ocasiones, acudíamos al hospital público porque se consideró que el embarazo
era de riesgo y allí me hacían una eco mensual. Además, nos quedábamos muy
tranquilos visitando al experto en la clínica privada donde realizamos el
tratamiento de fertilidad.
Llegó el momento de la revisión
de las 20 semanas, que como ya es sabido, es una de las ecos más importantes
del embarazo, donde se comprueba que los órganos se están formando
correctamente, dicho coloquialmente. En el hospital nos dijeron que todo estaba
bien, asi que respiramos con más fuerza y ahora tocaba volver a la clínica a
ver al pequeño guerrero, que ya se hacía notar con sus patadas.
Como siempre, nuestro doctor fue
muy amable con nosotros y se interesó por nuestro bienestar. Primero miraría
todo tranquilamente y luego nos explicaría lo que había visto. Se nos hacía
eterno cada vez que nos hacían una eco. Lo bueno era que al notar que se mueve,
siempre estás más relajada, pero puede haber problemas. Nos seguían
persiguiendo los fantasmas de la patología. Llegó el momento de escuchar a esos
caballos trotando que simulaba el corazón de nuestro guerrero. Qué alivio, y
nos explicó con paciencia cada una de las comprobaciones que el doctor había
realizado. Ya estábamos tranquilos y nos comenta que ha comprobado el corazón y
funciona correctamente, pero su posición y forma es peculiar. ¿Eso que
significa? ¿Está bien? Nos tranquilizó y nos recomendó esperar a la semana 28
donde confirmaría que todo estaba bien.
Así que, aquí comenzaba nuestra
nueva preocupación. Nos comentó que una patología de corazón podía implicar
otro tipo de patologías, pero él no lo encontraba. Conclusión, había que
esperar.
Intentamos mantener la calma,
pero tuvimos algún que otro momento de nerviosismo hasta llegar a la semana 28,
lo que se nos hizo muy largo. Ya os contaré en la siguiente entrada como fue
aquella eco del séptimo mes.
Mientras tanto, no dejéis de
soñar.
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