Una vez embarazada, acudí al
hematólogo de nuevo, que me recomendó
visitar al vascular, para que me echara un vistazo antes y después del
embarazo, por si aparecían varices o algún problema de circulación, debido a mi
peso y altura.
Le comenté mi episodio del
posible trombo en un ciclo de estimulación anterior y con más motivo me envió
al vascular. Acudí con mis padres, y después de un par de horas en la sala de
espera, me tocó pasar. Un doctor muy amable, me hizo unas cuantas preguntas y
le conté mis síntomas de aquellos días en los que sentía dolor en la pierna
derecha y acudimos a urgencias, donde no me hicieron si quiera una eco doppler
para confirmar el trombo. Entonces, el vascular me hizo esta eco en las dos
piernas, comprobando minuciosamente el estado del riego sanguíneo y confirmó
que aún en la pierna derecha, detrás de la rodilla, existía un cambio en la
velocidad de la sangre, observándose una circulación más lenta, confirmando un
pequeño trombo interno. Aparentemente no se apreciaba nada, pero ahí estaba,
así que había que tratarlo.
Se lo comenté a la doctora de la
clínica y a la inmunóloga y me recomendaron pincharme heparina todos los días.
El ginecólogo de la Seguridad
Social, después de ver el informe del vascular me envió a la hematóloga, quien decidió que era un
embarazo de riesgo y debería de continuar de baja hasta dar a luz. Asi que, una
vez que me dieron el alta al desaparecer el hematoma, la hematóloga me dio la
baja por el trombo, debiendo llevar un embarazo tranquilo. Me recetó unas
medias de compresión que debía llevar hasta el final del embarazo, incluso para
dar a luz, que me explicó que era un momento de riesgo en caso de trombos.
La hematóloga me estuvo
explicando que lo más probable es que las estimulaciones ováricas continuas
fueran la causa que produjeron el trombo y que era muy peligroso, porque de un
segundo a otro, el trombo puede subir al pulmón o al cerebro y ser incluso
mortal. Me dijo que había tenido mucha suerte y que aunque parecía
aparentemente que no era nada, había que tratarlo de inmediato y no entendía
como había estado tantos meses con el trombo.
Entonces empezamos a tratarlo y a
controlar todos los puntos débiles que podían afectar al seguimiento del
embarazo, que a partir de ese momento lo tratarían como de riesgo, llevando un
mayor control desde el hospital.
Seguiré contando en la siguiente
entrada la eco de las 20 semanas, que es una de las más importantes, aunque
además de la del primer trimestre me hicieron una en el cuarto mes de embarazo,
que es cuando comencé a notar que el pequeño guerrero se movía y comenzaba a
dar las tan esperadas pataditas.
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