domingo, 11 de junio de 2017

Visita al hematólogo y al vascular.


Una vez embarazada, acudí al hematólogo  de nuevo, que me recomendó visitar al vascular, para que me echara un vistazo antes y después del embarazo, por si aparecían varices o algún problema de circulación, debido a mi peso y altura.
Le comenté mi episodio del posible trombo en un ciclo de estimulación anterior y con más motivo me envió al vascular. Acudí con mis padres, y después de un par de horas en la sala de espera, me tocó pasar. Un doctor muy amable, me hizo unas cuantas preguntas y le conté mis síntomas de aquellos días en los que sentía dolor en la pierna derecha y acudimos a urgencias, donde no me hicieron si quiera una eco doppler para confirmar el trombo. Entonces, el vascular me hizo esta eco en las dos piernas, comprobando minuciosamente el estado del riego sanguíneo y confirmó que aún en la pierna derecha, detrás de la rodilla, existía un cambio en la velocidad de la sangre, observándose una circulación más lenta, confirmando un pequeño trombo interno. Aparentemente no se apreciaba nada, pero ahí estaba, así que había que tratarlo.
Se lo comenté a la doctora de la clínica y a la inmunóloga y me recomendaron pincharme heparina todos los días.
El ginecólogo de la Seguridad Social, después de ver el informe del vascular me envió a la hematóloga, quien decidió que era un embarazo de riesgo y debería de continuar de baja hasta dar a luz. Asi que, una vez que me dieron el alta al desaparecer el hematoma, la hematóloga me dio la baja por el trombo, debiendo llevar un embarazo tranquilo. Me recetó unas medias de compresión que debía llevar hasta el final del embarazo, incluso para dar a luz, que me explicó que era un momento de riesgo en caso de trombos.
La hematóloga me estuvo explicando que lo más probable es que las estimulaciones ováricas continuas fueran la causa que produjeron el trombo y que era muy peligroso, porque de un segundo a otro, el trombo puede subir al pulmón o al cerebro y ser incluso mortal. Me dijo que había tenido mucha suerte y que aunque parecía aparentemente que no era nada, había que tratarlo de inmediato y no entendía como había estado tantos meses con el trombo.  
Entonces empezamos a tratarlo y a controlar todos los puntos débiles que podían afectar al seguimiento del embarazo, que a partir de ese momento lo tratarían como de riesgo, llevando un mayor control desde el hospital.
Seguiré contando en la siguiente entrada la eco de las 20 semanas, que es una de las más importantes, aunque además de la del primer trimestre me hicieron una en el cuarto mes de embarazo, que es cuando comencé a notar que el pequeño guerrero se movía y comenzaba a dar las tan esperadas pataditas.


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