lunes, 13 de julio de 2015

Junio de 2014. Tercera estimulación ovárica.

Llega el momento de intentarlo de nuevo, de comprobar si nuestros embriones serán capaces de llegar a blastocitos en laboratorio y así tener más posibilidades de sobrevivir dentro del útero. Es una prueba complicada psicológicamente, pero tenemos que intentarlo, no nos quedan muchas más opciones, hay que aguantar.... 

El ciclo de estimulación fue más o menos el mismo que las dos veces anteriores, pero era una carga acumulada de hormonas, que aunque dejamos pasar uno o dos meses entre estimulaciones, van haciendo mella en mi cuerpo. Se está resintiendo. 

Comenzamos la estimulación el 5 de junio, y acudía a menudo a consulta para realizar los controles foliculares y realizarme las analíticas de estradiol para comprobar que no existiera síndrome de hiperestimulación. El día 12, me acosté con un dolor en el pie izquierdo, como de cansancio, pero no le di importancia. Estaba empezando el calor y posiblemente sería del cansancio acumulado durante el día. Al día siguiente tenía consulta en la clínica para realizarme uno de mis controles, asi que, como me levanté con un dolor mayor en la pierna izquierda, se lo comenté. 

Ya me había informado de la posibilidad de trombosis por las altas dosis de hormonas, (como puede pasar con los anticonceptivos, pero nunca imaginé que me pasara, si había estado diez años tomando anticonceptivos sin descanso, para poder regular mis problemas hormonales y no me había pasado nada). 

La doctora no me miró mucho, aunque pensé que tampoco era su cometido. Me dijo que si el dolor subía de la rodilla, o aumentaba, me fuera inmediatamente a urgencias porque podía ser una trombosis. Pero yo no sabía cuando era el momento de ir a urgencias, ¿cuánto me tenía que doler para acudir?

Tras la consulta, me fui a trabajar, y estuve todo el día por ahí, porque la noche anterior nació mi sobrino y quería conocerle. Cuandlo llegué por la noche a casa, el dolor había aumentado, así que, me tumbe, con las piernas en alto, pero eso hacía que el dolor avanzara hasta la rodilla, asi que, a la noche, sobre las doce, tras ver como eliminaban a España del mundial, y después de dudar un buen rato, decidimos ir a urgencias a que me vieran. 

En este caso, no hice caso a papiguerrero, que quiso ir a urgencias de la Seguridad Social, pero yo pensé que no tenía importancia lo que me pasaba y mejor ir por Adeslas, y salir en media hora que pasarnos toda la noche en la sala de espera de urgencias del hospital público. Otro error. 

Fuimos a una clínica de adeslas y me atendió una doctora muy amable que me dijo que ella estaba allí para atender constipados y poco más, que por lo que le contaba, sí podía ser una trombosis, pero si era profunda, a simple vista no se puede saber y ella allí no tenía los medios para hacerme una eco doppler que era la única forma que existe de confirma la trombosis. Así que me redacta un informe para que lo lleve a otra clínica cercana, que al ser hospital, (también de Adeslas) me puedan hacer la doppler y confirmar o descartar la trombosis. 

Salimos de allí y acudimos al Hospital al que nos mandó la doctora. Yo ya no podía apenas apoyar el pie del dolor que tenía. Me hacen una analítica nada más llegar y enseguida me atiende el doctor. Un joven bastante pasota que de malas formas me dijo que el pie me dolía porque me apretaba el calcetín, que él no creía conveniente hacerme una doppler y no me la iba a hacer y lo que tenía que hacer era irme a casa a descansar porque lo que me pasaba es que estaba cansada. Que si nosotros nos quedábamos tranquilos, él me pinchaba una buena dosis de heparina y para casa, pero no lo veía necesario, que no entendía qué hacíamos allí, porque ya era hora de irse a casa y dejar de estar dando vueltas por la calle. Eso sí, que si nos quedábamos más tranquilos, me diera masajes con trombocid. 

Nos quedamos alucinados, y con las mismas, nos fuimos a casa. Lógicamente, tuve que escuchar a papiguerrero decirme que esto en la Seguridad Social no nos hubiera pasado y me hubieran hecho todas las pruebas habidas y por haber y el pobre tenía razón. 

Ya en casa, papiguerrero me dio unos masajes con trombocid, me colocó unos cojines para que durmiera con la pierna en alto y a la cama. Pasé una noche fatal, y el sábado tumbada todo el día en reposo. Parece que así, el dolor remitió un poco aunque aún el lunes fui a trabajar con algo de dolor y según avanzaba el día, iba en aumento. 

El dolor se fue pasando con el paso de los días, y nos quedamos con la duda de si aquello fue un trombo o no. Continuamos con las inyecciones de la estimulación hasta el día que nos indicaron para la extracción de los ovocitos. 

La punción fue el día 17 de junio y el protocolo fue el mismo. Me despedí de papiguerrero en recepción y en un rato nos volvimos a encontrar, ya con la noticia que se habían recuperado 18 ovocitos. Sólo quedaba esperar cuántos de estos ovocitos iban a poder ser inseminados y cuantos sobrevivirían, pero ésto os lo cuento en la siguiente entrada. 

Mientras tanto, muchas gracias por seguir ahí. 

2 comentarios:

  1. Jope si es que esto de dar con médicos garrulos es todo cuestión de azar, que mal rollo.
    Pero me alegro que estés mejor de tus dolores.
    Wooooow que buen número 18!!!! espero tu siguiente entrada ;)
    un abrazo y ánimo

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  2. La verdad es que lo que nos pasó en urgencias es para denunciarlo, pero preferimos dejarlo pasar. Gracias a Dios no pasó nada más grave.

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