jueves, 16 de julio de 2015

Junio de 2014. Los peores momentos.

Como ya os conté en la entrada anterior, obtuvimos 18 ovocitos en la última punción. Al día siguiente, como las otras veces, me llamaron para informarnos del número de ovocitos que habíamos obtenidos. Fueron inseminados 12 de los 18 ovocitos, obteniéndose 10 embriones a día +1. 


Cada día, nos llamaban para comunicarnos cuántos de estos diez embriones seguían adelante. Era una prueba dura para ellos. Tenían que demostrar que eran fuertes para sobrevivir hasta 5 días fuera del útero y nueve meses dentro de él. Realmente, si te paras a pensar, es cuestión de seguir el ciclo de la naturaleza humana, y todo tiene que darse por sí solo. Cuántas mujeres se quedan embarazadas, deseándolo o no, y su embarazo sigue adelante sin mayor complicación. 

En una ocasión, una amiga, que tuvo un aborto antes de tener a sus dos hijos me tranquilizaba diciendo, "Mira, una vez un doctor me dijo, en mi embarazo tras el aborto, lo más probable es que si estás embarazada tengas un hijo, es lo que tiene que pasar, no te preocupes". 

Y es cierto, seguramente sea así, y es lo que dicen las estadísticas, esas que empezamos a odiar después de tanto pinchazo y tanto negativo, pero nosotros no nos planteamos eso de que si hay fecundación hay embarazo y si hay embarazo seremos padres. Es muy difícil pensarlo, cuando te llaman cada día diciéndote que alguno de tus embriones se ha parado. 

Así, al día siguiente, día +2, recibimos la misma llamada, era el embriólogo, para informarnos de que nos quedaban 8 embriones viables, los otros 2 se habían parado, pero 8 era una buena cifra. A día +3 se vuelve a repetir la desilusión, dos embriones más han detenido su desarrollo. Tenemos 6 embriones viables, por lo que proceden a realizar cultivo largo de estos embrioncitos hasta el estadío de Blastocisto. 

Ésto era una agonía, íbamos perdiendo la ilusión poco a poco. Las esperanzas que nos daban por teléfono no eran muchas, pero de todas formas, estas llamadas que para nosotros eran nuestra vida, para los embriólogos era el protocolo y su actitud era muy fría. Entendemos que es su trabajo y no se pueden implicar mucho en cada caso, pues les afectaría, pero nos gustaría que tuvieran más delicadeza al dar las noticias. 

Llega el día +4, los 6 embriones siguen evolucionando, nuestras esperanzas vuelven a resurgir. No podemos perder la ilusión, y 6 embriones es un buen número. 

El día +5, nos vuelven a llamar, esa llamada que esperábamos cada día con ansiedad. Recuerdo que íbamos los dos en el coche y el biólogo me dice lo que no nos hubiera gustado escuchar nunca. De los 6 embriones, 5 han detenido su desarrollo y están degenerando, por lo que se descartan. Queda un sexto embrión que va despacito, su evolución es lenta, por lo que lo mantendrán en cultivo 24h más, pero nos debemos hacer a la idea que no va a salir adelante, porque no tiene muy buena pinta. Por tanto, a la espera de la llamada del día siguiente, debemos pensar en que se cancela la transferencia. Nuestros 10 embriones iniciales no se desarrollan. 

Aún se me saltan las lágrimas recordando el momento. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué no somos capaces de obtener unos embriones viables?  

Pasamos un mal día, esperando la llamada del día siguiente, en la que nos informarían del estado de nuestro embrión. Nuestra única esperanza. 

Llega el lunes, hoy es un día crucial. Vamos a trabajar, como cualquier día, nuestras vidas siguen, aunque por dentro nos estemos deshaciendo poco a poco, aunque nuestros corazones estén hechos añicos, hay que llegar a la oficina y poner nuestra mejor cara. 

Ya avanzada la mañana, recibo la llamada de la clínica. Pensé que lo que nos habían dicho el día anterior me había hecho daño, pero no tenía ni idea de lo que se nos venía encima. 

Nuestro último embrión no ha seguido evolucionando, no es viable. 

Sin mucho tacto, me dice que vayamos pensando en donación de gametos, probablemente masculino, porque los nuestros no valen. Así, sin más. Me quedé hecha polvo, no supe ni reaccionar. Ésto no entra en nuestros planes. Ya comenté la barrera psicológica que tenemos y no somos capaces de pasar por un duelo genético. 

Llamé a papiguerrero y se lo conté. Supongo cómo le afectó, solo con verle la cara cuando nos vimos por la tarde en casa. Pero os seguiré contando en la siguiente entrada. 






8 comentarios:

  1. Joder que historia más dura, no puedo decir nada más :(

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad que sí. Nos puso a prueba en más de una ocasión, pero es muy importante la comunicación de pareja y sobre todo, mirar los dos en la misma dirección.

      Eliminar
  2. Oye pero conseguiste el embarazo!! que ganas de leerlo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy deseando llegar a esa entrada. A ver si lo consigo antes de que nazca nuestro guerrero luchador.

      Eliminar
    2. Siii yo tb lo estoy deseando!! Y espero algún día poder escribir mi propia entrada sobre ello.
      Un abrazote!

      Eliminar
  3. Jolin que triste. A ver como acaba la cosa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hubo momentos muy tristes, pero hay que seguir luchando por nuestro sueño.

      Eliminar
  4. Llevo un rato leyéndote... y con ganas de leer el desenlace feliz. Un abrazo grande!

    ResponderEliminar