jueves, 9 de julio de 2015

Abril de 2014. Pruebas de fallos de implantación.

Tras el tercer negativo consecutivo, acudimos a la consulta para que nos explicaran los posibles motivos y nos informaran de las posibilidades que teníamos de conseguir embarazo. Nuestros ánimos iban cayendo pero no queríamos perder la esperanza. 

Iban pasando los meses y no obteníamos los resultados deseados, así que entramos a la consulta de la doctora con miedo, pensando que nos podría decir cosas que no queríamos oir. 

Nos explicó muy amablemente que después de tres negativos se empezaba a pensar que no había sido mala suerte, sino que podía haber algo más. Nos explica que los embriones se paran y parece ser que es por la mala calidad de los gametos, pero aún así, en esta ocasión, obtuvimos un embrión de calidad A, lo que ellos denominan "muy bueno" y con muchas posibilidades de implantación. 

Por tanto, nos recomienda que me haga las pruebas de coagulación y genéticas que corresponden al protocolo en este caso. Se realizan cuando existen abortos de repetición o fallos de implantación. Como en nuestro caso, no lo recomiendan hasta que tienes tres abortos o tres negativos seguidos. 

En el caso de papiguerrero, no hay nada más que hacer que seguir con los complejos vitamínicos y cuidándose con dieta sana. 

Así que, me da los papeles con todas las pruebas, que consisten en unos análisis genéticos para comprobar diversas mutaciones con unos nombres que no soy capaz de reproducir. Estos análisis, por supuesto, no los cubre ni la Seguridad Social ni Adeslas, así que nos tenemos que buscar la vida en un laboratorio y pagarlos. El coste real de todos alcanza casi los 1000 euros, pero pensamos que merece la pena. 
(Tengo que dar las gracias a quien consiguió hacerme los análisis). 

Salimos de la consulta un poco indignados. Sabemos que son los protocolos que se siguen y que no son partidarios de matar moscas a cañonazos, pero nos hubiera gustado que nos hubieran informado antes de todas estas pruebas y nos hubieran dado la opción de elegir si queríamos hacerlas antes de empezar con los tratamientos o después del primer o segundo negativo. ¿Y si ahí estuviera el error? ¿Hemos pasado por tanto sufrimiento por no hacernos unas analíticas?

Bueno, no hay marcha atrás, después de nuestra pequeña indignación, nos ponemos en marcha para poder hacerme estas pruebas cuanto antes y salir de dudas. En estos casos, no sabes si es mejor que te digan que sí tienes una de estas mutaciones genéticas que impiden la implantación del embrión o que tienes todo perfecto. Necesitábamos una respuesta a tanto negativo, y quizá aquí la podíamos encontrar. 

Me hago los análisis, y salen todos correctos, excepto uno, que dice que tengo una mutación  de un gen, que no me acuerdo ni del nombre. La amiga que me hizo los análisis me dice que no me preocupe, que están todos bien, que esa mutación la tiene mucha gente y no es relevante para conseguir embarazo. 

Cuando consigo reunir todos los resultados, acudimos de nuevo a la consulta y nos vuelven a decir lo mismo, que no hay problema de coagulación y podemos seguir. Nos empiezan a hablar ya de donación, muy por encima, pero lo mencionan. Hablan que por mis ovarios poliquísticos y mi respuesta a la medicación, no se obtienen óvulos de muy buena calidad y que el gameto masculino tampoco tiene buena calidad. Que vayamos pensando que quizá sea ese el problema y la solución puede ser cambiar los gametos. Nos lo comentan rápidamente, sin ahondar mucho en el tema, porque nos animan a intentarlo de nuevo, pero esta vez, llevar los embriones a blastocitos, es decir, dejarlos en laboratorio 5 días en lugar de 2 o 3, como en las transferencias anteriores, y así observar el comportamiento de los mismos, y poder averiguar el motivo por el que se paran. 

Nos habla también de intentar mantener la dosis de puregón durante el ciclo de estimulación, porque es posible que la calidad de los óvulos empeoren al cambiar la dosis de unos días a otros. Y sobre todo, controlar que no haya síndrome de hiperestimulación. 

Salimos de la consulta, un poco desconcertados, pero confiamos en la posibilidad de que algún embrión llegue a blasto y así, tiene más posibilidades de quedarse con nosotros, una vez realizada la transferencia. Aún así, como yo sigo leyendo en foros, y webs de clínicas, sobre las distintas técnicas, me sorprende que no se planteen que papiguerrero acuda al andrólogo para que vea el motivo de su poca producción. Sé que es posible realizar una biopsia, en caso de conductos obstruidos y otro tipo de pruebas, pero ni siquiera le mencionan realizarse una ecografía para poder conocer el origen del problema y saber si es o no reversible. 

Hablamos de confiar de nuevo en los profesionales y decidimos realizar otro ciclo en la clínica, que ya conocen nuestra historia y aunque nos tienen un poco desconcertados y estamos perdiendo la confianza, seguimos luchando. No nos queda otra si queremos conseguir nuestro sueño. 

Mencionamos el tema donante, pero los dos tenemos una barrera genética que nos hace no plantearnos esa opción. Sabemos que la opción está ahí, y ójala no tuviéramos esta barrera de la que hablo, pero es un problema nuestro, no de la sociedad ni de nuestro entorno, sólo nuestro. Supongo que pensamos que es pronto para plantearlo y queremos luchar por nuestros genes un poquito más. Pero, ¿hasta cuándo? ¿Cuál es el momento de parar? 

Surgen muchas dudas a las que deberíamos dar respuesta pero en el fondo, no queremos, queremos seguir luchando y queremos pensar que ésta si o sí, será la buena. No hemos sido tan malos en nuestras vidas para que no se nos conceda nuestro deseo. 

Así que, entre las pruebas genéticas, los resultados y la consulta, comenzamos el tercer ciclo de estimulación en el mes de junio de 2014, camino de lo que sería nuestra cuarta transferencia de embriones, pero ésto lo dejo para otra entrada. 

Gracias por seguir ahí. 

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