lunes, 23 de febrero de 2015

El inicio de la aventura hacia la paternidad.

Como ya dije en mi primera entrada, tardamos unos ocho meses en acudir a los profesionales para que nos ayudaran a cumplir nuestro deseo de ser padres. 


Aún así, como yo ya sabía que necesitábamos ayuda desde hace tiempo, (mis reglas son tan irregulares que me visitaban una vez al año o año y medio), se lo comenté a mi ginecóloga en la revisión anual y me dijo que probáramos mientras con omifin 50mg. 


Además, mi endocrino, a la que visito al menos cada 6 meses debido a mi hipotiroidismo, también estaba al tanto, y ya nos había comentado que era muy importante tener la TSH lista para cuando llegara el bebé tener suficiente hormona para los dos, y evitar así problemas neurológicos. 

(Aquí empieza nuestra primera angustia. Si no controlamos la TSH a tiempo, nuestro bebé, el día que lo consigamos, podría tener problemas neurológicos).

Me comenta que me tome la temperatura basal todas las mañanas para comprobar si existe ovulación o no. (Cosa que yo ya sabía que no desde hacía 15 años). Y que hagamos los deberes un día sí y otro no, durante la semana de posible ovulación, y a partir del día 15 del ciclo, progesterona.  

En mi primer ciclo de omifin, ni siquiera hubo regla. Tampoco hubo mucha decepción por nuestra parte pues yo ya me imaginaba que esto no funcionaría. En el segundo ciclo, me subieron la dosis de omifin, y si parece que hubo ovulación y regla. Aún me acuerdo de aquellos dolores, tirada en el sofá, con lágrimas en los ojos, aguantándolos como podía. 
Tampoco hubo éxito y esto del omifín a mi no acababa de convencerme. Algo me decía que había algo más que no sabíamos. 

Estuvimos unos cuantos meses más con el termómetro en la mesilla y las gráficas de temperatura, y aquello no decía nada bueno. Menos mal que tampoco esperábamos nada, porque ya sabíamos que esto no iba a ser fácil. 

En mayo de 2013 acudimos a nuestro médico de familia a exponerle el tema y nos derivó al ginecólogo, quien decidiría si teníamos o no "derecho" a tratamiento de reproducción asistida en la Seguridad Social. 

En cuanto le conté al ginecólogo nuestro caso, nos mandó a la Unidad de Reproducción Asistida para que nos hicieran las pruebas. "Recibirás una carta con la cita", me dijo.

Tardamos poco en recibir esa carta y cuando nos llegó, el papiguerrero no se lo creía. Septiembre de 2014. "No puede ser, no has leído bien, será de 2013", me decía... 
Yo ya había leído en otros foros que las citas eran de un año para otro y no me sorprendió. En aquel momento nos pusimos a echar cuentas, del tiempo que tardaríamos en tener las pruebas, y luego, en que aquel o aquellos tratamientos llegaran a buen puerto, y nos poníamos en 2017 o 2018 siendo padres de nuestro primer hijo. 

Así que decidimos acudir a una clínica privada, puesto que era algo que ya teníamos previsto desde antes de empezar a buscar el embarazo. (La "suerte" de conocer de antemano el problema). 

Y aquí comienza nuestra verdadera aventura de ser padres. 






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