jueves, 30 de noviembre de 2017

Últimas semanas de embarazo. La llegada de la princesa está más cerca.

Llegó el verano y el embarazo se hacía cada vez más duro. Nuestro pequeño guerrero aún no había cumplido el año y yo estaba a punto de dar a luz. Cada día más cansada y el guerrero que no para de correr de un lado a otro. Se cae, pero es perseverante y quiere caminar, y caminar,  y seguir caminando. Papiguerrero, afortunadamente, llegaba pronto del trabajo y por las tardes se encargaba del guerrero que solo quería ir de un lado para otro.

En la piscina, en el parque, en casa. Es incansable. El día se acerca. Ya tenemos el dormitorio del guerrero, aunque sigue durmiendo en la cuna. Nos parece aún un bebé. Y no es que lo parezca, es que es un bebé y estamos a punto de recibir otro. No sabemos cómo lo haremos pero no somos los primeros. Saldremos adelante. Estamos encantados con este regalo.  

Ya empezamos a darle vueltas al día del parto. Cómo será, cómo nos organizaremos. Y llegan las últimas semanas de embarazo. Me toca ir a revisión. La fecha prevista de parto es el día antes del cumple del pequeño guerrero, así que aunque sería bonito que coincidiera el día de su cumpleaños, nos daría pena no poder celebrar con nuestro guerrero su primer cumpleaños.

En la semana 33 acudimos de nuevo a nuestro doctor de la clínica privada, que como siempre nos dio tranquilidad. Fue la última visita y nos pidió, como en el anterior embarazo, que cuando naciera la princesa le informáramos de cómo había ido todo. Ya sólo quedaban las últimas revisiones en la Seguridad Social.

Empiezan las citas con monitores. La nena no tiene muchas ganas de salir. Recuerdo que la primera vez que fui a monitores después de un rato el matrón que me atendió me recomendó que fuera a comer algo a la cafetería, porque el bebé estaba demasiado tranquilo. Estaba con mis padres y el pequeño guerrero, así que allí que nos bajamos todos a la cafetería del hospital, desayuné un bollito con un colacao y otra vez para arriba. La segunda vez parece que la princesa se estaba activando, gracias al azúcar que le había dado.

Volví dos días más a monitores antes de dar a luz. En la penúltima revisión antes del parto, la gine me dijo que por mis antecedentes, trombosis y teniendo en cuenta que estaba con heparina, además del tamaño y peso que parecía alcanzar ya la princesita, no podían demorar mucho el parto y era mejor tenerlo controlado. Era el mismo día que salía de cuentas. 10/08/2016, el día antes del cumpleaños del pequeño guerrero. Recuerdo que cuando la gine me insinuó programar el parto, me eché a reir. Se sorprendió y me preguntó si no quería programarlo y le conté mi experiencia en el parto anterior. Ella me explicó que hay situaciones en las que es necesario y más seguro programar el parto y después de todo lo que había pasado, la mía era una de esas situaciones. Así que me exploró, me dijo que aún parecía quedar mucho pero esto podía cambiar de un momento a otro. Aun así, le pregunté si podíamos celebrar tranquilos el primer cumpleaños del pequeño guerrero y me dijo que sí, que todo parecía estar bien. Me dio cita para el día 12, y ese día decidiríamos que hacíamos.


Y llegó el primer cumpleaños del pequeño guerrero, pero esto lo contaré en la próxima entrada. Mientras tanto, gracias por seguir ahí. 

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